¿SE PUEDEN AVERIGUAR OTROS DATOS PERSONALES A PARTIR DE MIS EXPRESIONES?
La inteligencia artificial emplea el reconocimiento de emociones para obtener información sobre nuestros sentimientos a partir de nuestras expresiones corporales.
Estos sistemas se pueden aplicar en ámbitos como la salud o el marketing, aunque hay dudas éticas sobre su uso.
Aunque nuestros sentimientos no están considerados como un dato personal, para poder realizar un reconocimiento de emociones hay que recoger información sobre nuestras expresiones faciales que sí que está protegida por la ley al considerarse como un dato biométrico: información sobre nuestro físico que no podemos cambiar.
Por este motivo nadie nos puede hacer un reconocimiento de emociones sin nuestro permiso.
Esta información, si se cruza con otro tipo de datos, también puede revelar información sensible como nuestra ideología o nuestra salud mental.
Nuestros sentimientos no están protegidos explícitamente por la ley, pero sí nuestros datos biométricos
El desarrollo de la inteligencia artificial permite usar esta tecnología para analizar nuestros gestos faciales, nuestros movimientos corporales y el tono de nuestra voz y determinar si estamos tristes, enfadados o alegres.
Una información que puede ser útil en ámbitos como la medicina o la seguridad vial.
Según el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), la ley que regula el tratamiento de nuestros datos personales, queda prohibida la recogida de cierta información personal como nuestro estado de salud o nuestra ideología sin nuestro consentimiento explícito. Entre esta información se encuentran nuestros datos biométricos: rasgos de nuestro físico y comportamiento que nos identifican de forma inequívoca.
Lo que permite la identificación de una persona no es la emoción que experimenta, sino su cuerpo. Así que al proteger “directamente” nuestros rasgos físicos la ley también protege “indirectamente” nuestras emociones.
En resumen:
No nos pueden hacer un reconocimiento de emociones sin nuestro permiso porque nuestros rasgos faciales están considerados como datos biométricos y están protegidos por la ley.
Las emociones también se pueden utilizar para obtener otro tipo de información sensible sobre nosotros
Aunque la información sobre nuestras emociones no está considerada como un dato biométrico, sí que se podría emplear para recoger otra información sensible sobre nuestro comportamiento, nuestras opiniones políticas o nuestra salud si se cruza con otro tipo de información, tal y como detalla el Comité Europeo de Protección de Datos.
Por ejemplo, si durante un mitin político se realizara un reconocimiento de emociones, se podría analizar las expresiones de los asistentes para ver si están de acuerdo o en contra de un determinado discurso, lo que puede arrojar información sobre su ideología, un dato especialmente protegido por el RGPD.
La falta de emociones ante ciertas situaciones también pueden ser síntoma de una condición médica y revelar información personal sobre nuestra salud, una condición por la que una persona no es capaz de identificar sus emociones y que puede ser un factor de riesgo para trastornos mentales como la depresión.
También puede usarse para detectar cómo alguien reacciona ante ciertas situaciones, como puede ser una fobia a las arañas, si esta información se cruza con nuestros movimientos corporales, una información que pueden recoger dispositivos como unas gafas de realidad virtual.
Un examen facial es capaz de recabar una emoción suelta, pero si se combina con otro tipo de información (como preguntas de carácter psicológico) se puede obtener información sensible y realizar un perfil emocional.
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